sábado, 9 de febrero de 2008

MICROEMPRESARIOS DE LA NATURALEZA

Hasta hace algunos años tres localidades del continente americano ubicadas en Brasil, México y Chile se beneficiaban indiscriminadamente de los recursos naturales de la zona sin medir las consecuencias negativas que sus actividades causaban al ambiente ni percatarse de la importancia de la biodiversidad.
Hoy en día estas mismas comunidades ubicadas en Spirito Santo (Brasil), Oaxaca (México) y Península de Comau (Chile) han aprendido a desarrollar una variedad de actividades que les generan ingresos y que a la vez son compatibles con sus tradiciones, sin deteriorar el medio ambiente.
El establecimiento de fundaciones y microempresas que se benefician del manejo sustentable de recursos ha sido posible gracias a decretos gubernamentales y múltiples iniciativas de ONG's y otros organismos multilaterales.


DE CAZADORES A GUARDIANES
Mucho antes del descubrimiento de Brasil, de cinco a siete especies de tortugas marinas se acercaban hasta las playas para alimentarse y reproducirse. Siglos más tarde, las comunidades pesqueras aprovechaban la llegada de las tortugas a la costa para matarlas, comer su carne y apoderarse de sus huevos.
Esta situación cambió a partir de la puesta en marcha, en 1980 y con fondos provenientes de la Unión Europea, del Proyecto Tamar. Este proyecto ha permitido la creación de una reserva biológica en la ciudad de Linares (Estado de Espirito Santo), en la que se protege la vida de la tortuga marina y se brinda capacitación a los antiguos cazadores de tortugas en nuevos oficios. El proyecto ha generado fuentes alternativas de trabajo e ingresos a través de actividades de ecoturismo y la confección de productos alegóricos a la tortuga marina, como franelas y peluches, los cuales son vendidos en la tienda del Proyecto Tamar.

UN MILAGRO LLAMADO MAZUNTE

Por muchos años las tortugas marinas sirvieron de sustento a las comunidades de la costa sureña de México, en el Estado de Oaxaca, las cuales mataban cerca de 1.000 tortugas diarias para s
acar provecho de su piel, la carne, la coraza y los huevos, pero en 1990 el gobierno decretó la veda de este animal, lo cual incluía su matanza, así como la captura y consumo de sus huevos.
Una de las ONG que presionó al gobierno para que decretara ilegal la matanza de las tortugas, EcoSolar, se percató de que un gran número de personas, principalmente hombres pescadores, se habían quedado sin empleo en la zona, así que en unión con otros grupos crearon una red de apoyo y el proyecto "El Desarrollo Sustentable de la Costa Oaxaqueña", en el que se interesó la Compañía de Cosméticos Británica Body Shop, la cual ayudó a la conformación de una cooperativa de mujeres encargadas de una fábrica de cosméticos basados en productos naturales. Desde entonces los días en que las esposas de los pescadores debían quedarse en casa quedó atrás. Ahora son ellas quienes trabajan en la fábrica de cosméticos produciendo crema humectante, aceite corporal, bálsamo labial, champú y acondicionador, sintiéndose útiles y generando ingresos para sus familias y para la comunidad oaxaqueña en general.


A CONSERVAR LA MONTAÑA
En la X Región de Chile o Región de los Lagos, donde se ubica la Península de Comau, ha habido extensos procesos de destrucción de bosques nativos y de recursos marinos. Para combatir esta situación y evitar que un área prácticamente virgen de bosques nativos corriera la misma suerte, una familia chilena adquirió a finales de los años setenta el Fundo Ayacara, con la intención de establecer un santuario natural que integrara a los campesinos y pescadores de la Península en la tarea de conservación, manejo y protección del lugar. Con la creación de la Fundación Ayacara a principios de los años noventa se inicia un conjunto de actividades y proyectos orientados tanto a proteger los ecosistemas naturales de la Península de Comau como a mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Hoy en día, la Fundación Ayacara -con el apoyo del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM -GEF)- ha desarrollado un modelo de conservación que involucra activamente a las familias del lugar mediante el funcionamiento de pequeñas empresas sustentables de ecoturismo, de construcción de muebles, botes y kayacs, de conservación de productos agrícolas y marinos y de confección de lana y artesanías textiles. Por otra parte, jóvenes y adultos de las empresas asisten al Liceo Ambiental, el primero en el país, donde reciben formación ecológica y de gestión de empresas, sembrando en los pobladores locales la necesidad de preservar la naturaleza para su beneficio y el de las futuras generaciones.


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